Una boda perfecta entre la tradición y el cinismo
Viendo las tapas de los diarios de hoy en diversas partes del mundo atestadas con noticias de la boda real, uno podría experimentar una sensación de confusión mezclada con indignación, seguida de la necesidad de constatar en qué año estamos…
Parece mentira que en el 2011 se presencien espectáculos como éstos, que magnificados y estetizados por los medios en la esfera pública, no son leídos críticamente como lo que verdaderamente representan: una connivencia de los modelos y símbolos más arcaicos posibles. De un lado, la monarquía, que aunque más devaluada en la actualidad, todavía detenta un poder simbólico importante (reservándose para sí determinadas figuras, estableciendo códigos y protocolos que al día de hoy se aplican, confiriendo títulos y nombrando instituciones); del otro, la cascoteada institución matrimonial, que quizás sea la que más se beneficie con todo este "lifting público" para aspirantes a Cecinienta moderna (con vestido y carruaje incluido).
¿Qué se puede decir de lo triste que resulta esta escena? Pensar que en sociedades supuestamente evolucionadas se observen y se respeten estos símbolos, a pesar de que, como señalaba un periodista del diario Spiegel, afuera se esté peleando una guerra en nombre de la democracia, parece como mínimo contradictorio. Simultáneamente, otros justifican estas celebraciones ya que contribuyen a ensalzar el sentimiento patriótico: "Here is the beauty of the "royal touch" in the U.K.: Even as they deal with political tensions and economic malaise, the Brits can also host a tremendous party – a colossal celebration of Britishness to which all people, whatever their political allegiance, are invited." O como dijeron también, quizás se trate del "efecto terapéutico que tiene de vez en cuando darse el gusto con algo frívolo y bello". Ahora, ¿cuál es el costo de esta autoindulgencia?
En definitiva, otro caramelito más que se vende para calmar las ansiedades, el vacío, tal vez hasta alguna posible pregunta… y contentarse con ser un invitado más de la fiesta, al menos desde el living de casa.
Why the royal wedding is good for Britain
http://www.salon.com/life/feature/2011/04/26/royal_wedding_matters
A Fairytale Wedding? What Nonsense!
http://www.spiegel.de/international/zeitgeist/0,1518,759304,00.html
(Acordate que también podés responder este comentario en IndependNet: http://www.independnet.org/site/index.php#espacial/default/home/panel_close/panel_close_s///objeto/c/fs_tipo_ppa=24&id_ppa_foco=1058 )
Greta
Hola! Les comento sobre una nota que salió en el diario The Guardian sobre unos cursos que se dictan para nenas entre ocho y once años donde se les enseña a ser una verdadera princesa (modales, etiqueta y reglas de protocolo). Parece que la boda despertó esas fantasías que desde chicas se les imponen a las nenas. Da para pensar sobre cómo estos eventos, mal que bien, parecen de hecho tener efectos en las mentalidades, al menos simbólicos. Ni hablar de dónde se posiciona a la mujer…
Les dejo la nota:
Does your little girl want to be a princess? Here's how – for $4,000
http://articles.cnn.com/2011-04-15/world/princess.prep.classes_1_princess-diana-kate-middleton-etiquette?_s=PM:WORLD
Y de yapa, una encuesta hecha a los británicos días antes de la boda sobre sus opiniones con respecto a la realeza:
Monarchy still broadly relevant, Britons say
http://www.guardian.co.uk/uk/2011/apr/24/monarchy-still-relevant-say-britons