¡He creado un monstruo!

El hecho de que el personaje de Charlie Sheen en la serie "Two and a half men" se llame Charlie no es casualidad, el actor fue contratado para prácticamente interpretarse a sí mismo: soltero, promiscuo, adinerado, ácido, desconsiderado y alcohólico. Tanto el personaje en el set como el hombre de carne y hueso en la vida real, reconocen con gusto y cierto orgullo lo radical de sus prácticas, y lo bien que les funcionan en la vida cotidiana -a diferencia de otros que, sumidos en el abuso de drogas y/o conductas autodestructivas, admiten estar hundidos y buscan cambiar.

Durante sus ocho temporadas, esta serie se dedicó a demostrar cuán feliz se puede ser siguiendo esta forma de vida, principalmente a través de la comparación con Alan, el hermano "centrado y correcto", que, en tanto que Charlie siempre sale victorioso, experimenta fracaso tras fracaso y debe a cuestionarse si lo mejor no será seguir el camino fácil al éxito de su hermano.

Lo curioso es que los diseñadores, gestores y en definitiva responsables de esta serie (productores y guionistas) ahora se hayan escandalizado con la rutina droga-dependiente del actor y con sus opiniones políticamente incorrectas publicadas en diversas entrevistas (muy similares a lo que podría haber dicho el Charlie ficticio) y hayan tomado ciertas medidas, desde advertencias sobre la conducta hasta la cancelación definitiva del show.

Da la sensación de que están castigando al hombre real por hacer lo mismo que ordenaron que haga su personaje (con el agravante de que el motivo por el cuál él fue elegido es, justamente, por ser tan parecido y poder encarnar con tanta facilidad a este rebelde sin causa). Como si se pudiera disociar la ficción de la realidad, lo que se hace de lo que se quiere, lo que se siembra de lo que se cosecha, los productores y guionistas pretendieron que el fruto de su trabajo sea inocuo y no los afecte ni a ellos ni al conjunto de la cultura.

Cancelan "Two and a Half Men" por el estado de Charlie Sheen
http://www.clarin.com/espectaculos/television-y-radio/Deciden-Two-Half-Charlie-Sheen_0_433756833.html

(Acordate que también podés responder este comentario en IndependNet: http://www.independnet.org/site/index.php#espacial/default//panel_close/panel_close_s///objeto/c/fs_tipo_ppa=24&id_ppa_foco=826)

Riorevuelto
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  • Sabri
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    Hola Greta, cómo estás?

    Me parece muy interesante tu análisis, pero lo siento un poco excedido cuando sugerís que es indignante que se lo esté castigando a Charlie Sheen por hacer lo mismo que ordenaron que haga su personaje. Planteás la imposibilidad de disociar la ficción de la realidad, cuando en realidad son dos cosas bien distintas, con ese criterio se debería encarcelar a Robert De Niro por su papel en Casino y ni hablar de Anthony Hopkins en Hannibal!

    No creo que se pueda responsiblizar en absoluto a los productores y guinistas de Two and a Half Men por el descarrilamiento de la vida personal del actor, en todo caso, las coincidencias entre ficción y realidad me parecen más paradójicas que otra cosa.

    Besos

    5 de March de 2011 at 3:03 pm
  • Charly
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    Hola Sabri, varias cosas:

    1) Greta no sugiere en ningún momento que sea "indignante que se lo esté castigando a Charlie Sheen". Más bien, señala el hecho como "curioso".

    2) Que ficción y realidad sean cosas "bien distintas" no implica que sean totalmente disociables, más allá de que no creo que sea una discusión muy útil puesta en esos términos.

    3) La comparación con los otros productos (Casino y Hannibal) no creo que sea pertinente, ya que son dos tipos de ficción completamente diferentes. "Two and a half men" trabaja desde el costumbrismo y apela a una gran probabilidad de identificación del espectador, implicando un proceso de legitimación cultural. Las otras dos películas, por el contrario, son relatos en donde no se busca ese canal de validación sino más bien un desarrollo en el plano ficcional más puro, o en un retrato histórico.

    4) Greta en ningún momento plantea linealmente la responsabilidad de productores y guionistas por el descarrilamiento de Sheen. Más bien, se invita a un análisis de impacto cultural para tratar de ponderar los complejos influjos que se despliegan entre los distintos planos de la realidad, entre ellos el de la creación artística.

    En definitiva, si un producto artístico, más allá de lo efectivo que sea su sentido del humor, no ha hecho otra cosa que hacer apología de ciertos comportamientos nocivos, queda planteado el interrogante acerca de la consistencia cuando como consecuencia de esas mismas conductas tambalea la factibilidad de esa creación.

    Más honesto hubiera sido que los productores, aunque sea, reconocieran que estuvieron jugando con fuego todo este tiempo.

    5 de March de 2011 at 10:25 pm

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