Una brújula en los malestares cotidianos
Por Laura Marajofsky
Siete de cada diez trabajadores se encuentran completamente desmotivados con su trabajo, o en los términos del estudio que les comparto a continuación, se encuentran “activamente descomprometidos”. Curiosa forma de expresar una total desconexión con lo que se está haciendo.
Los datos surgen del 2013 State of the American Workplace Report (http://www.gallup.com/strategicconsulting/163007/state-american-workplace.aspx), un estudio que realiza la empresa Gallup para medir entre otras variables el grado de satisfacción laboral en los EEUU. La misma da cuenta de números bastante contundentes, como que el 70% de los trabajadores activos full time en este país se encuentran insatisfechos en sus trabajos.
“Of the 70% of American workers who are not reaching their full potential, 52% are not engaged, and another 18% are actively disengaged. These employees are emotionally disconnected from their companies and may actually be working against their employers’ interests; they are less productive, are more likely to steal from their companies, negatively influence their coworkers, miss workdays, and drive customers away.” (http://articles.latimes.com/2013/jun/17/business/la-fi-mo-employee-engagement-gallup-poll-20130617). A su vez, semanas atrás el diario Clarín dedicó algunas páginas a hablar del avance de la “Deuterofobia” (miedo patológico a los Lunes) en el país, y de cómo cada vez se recibían más consultas médicas por el tema (http://www.clarin.com/sociedad/fobia-lunes-pega-cuerpo_0_968903102.html).
Para completar el cuadro, me intrigó mucho encontrarme con una nota en la que se planteaba una tesis bastante particular: la idea de que tanto el malestar laboral como el impacto que distintas enfermedades mentales están teniendo sobre la población a nivel mundial (depresión y adicciones por no nombrar dos cosas) podrían entenderse tanto como reacciones naturales a un sistema cultural disfuncional, y en segunda instancia, como el último bastión de rebeldía para el individuo contemporáneo. (http://www.salon.com/2013/07/31/living_in_america_will_drive_you_insane_literally_partner/)
“The reality is that with enough helplessness, hopelessness, passivity, boredom, fear, isolation, and dehumanization, we rebel and refuse to comply. Some of us rebel by becoming inattentive. Others become aggressive. In large numbers we eat, drink and gamble too much. Still others become addicted to drugs, illicit and prescription. Millions work slavishly at dissatisfying jobs, become depressed and passive aggressive. But our rebellions are often passive and disorganized, and routinely futile and self-destructive.”
Claro que como señala el autor de la editorial, Bruce E. Levine, quien viene estudiando el tema desde hace años, esta forma de entender la rebeldía resulta en un ejercicio pasivo y cuanto menos dañino para el propio individuo.
No hay que ser particularmente perceptivo para experimentar la sensación de que hay algo profundamente alienante y nocivo en la manera en que se hacen muchas cosas hoy día, que ciertos contextos actuales parecieran reforzar la pulsión de volverse más inatentos o insensibilizados. En este punto quizás sea interesante empezar a considerar ciertos malestares como brújulas orientativas más que como salvavidas de los cuales agarrarse, recursos que puedan colaborar con una navegabilidad vital más honesta y sustentable. Como se discutía con respecto al tema del aburrimiento el jueves pasado, pensándolo como una crítica activa hacia lo que hacemos y hacia lo que podríamos hacer, y usándolo, paradójicamente, como motivador en vez de intentar evadirlo. Quién sabe, quizás esta predisposición hasta puede hacer que empecemos a mirar el mapa de un modo distinto…