Los robots y el mundo laboral…. y algunas cosas más
El domingo pasado, en el diario La Nación, salió una nota acerca de la ríspida relación entre los robots y el mundo del trabajo (http://www.lanacion.com.ar/1811492-r… ).
En el principio de la nota, reseña algunos casos puntuales con un claro sesgo negativo:
a) La muerte de un operario en una planta de la automotriz Volkswagen, en Alemania, por el accionar defectuoso de un robot
b) En marzo, una ciudadana coreana se despertó de la siesta cuando un robot-aspiradora le estaba comiendo el pelo
c) El 20 de junio pasado, los operarios de la Línea C de subte hicieron un paro sorpresa en protesta contra la implementación de máquinas expendedoras de boletos. Intentan evitar que los reemplacen autómatas.
La nota habla sobre un encuentro que se realizó en la Universidad de Buenos Aires con los economistas Daniel Heymann (director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política), Lucas Llach (profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y candidato a vicepresidente de la UCR) y un físico ruso llamado Andrei Vazhnov.
Heymann, preocupado por un futuro de alto desempleo.
Llach, resaltó que la incorporación de máquinas sube la productividad y no afecta tanto al empleo.
Vazhnov, destacó que nadie termina extrañando los puestos que reemplazan las máquinas y que surgen nuevas ocupaciones.
También se citan opiniones de diferentes pensadores:
Eduardo Levy Yeyati, Economista y autor del libro PorVenir, de Editorial Sudamericana: La inclusión de las máquinas aumenta la productividad y por ende el beneficio del empresario y disminuye el salario de los trabajadores generando más inequidad.
Guillermo Cruces, especialista en temas sociales y laborales del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de La Plata, expone que en los países desarrollados se observa cada vez más un reemplazo de tareas rutinarias por computadoras (rutinarias cognitivas).
La cronista cita: “Si usted está aburrido porque en su trabajo hace lo mismo todos los días, empiece a preocuparse”
Mi análisis.
No me cabe duda de que el avance de las máquinas en la sustitución laboral es imparable.
Teniendo en cuenta que a menor capacitación, las tareas son más rutinarias y más simples, es decir con grandes chances de ser realizadas por máquinas, será mayor el número de los que queden reemplazados que los que logren acceder a nuevos puestos de trabajo.
Con siete mil millones de personas y creciendo, se avecina un panorama complicado desde lo social, grandes masas de desocupados, surgimiento de grupos de descontentos, aumento del hacinamiento en las ciudades.
Será una situación muy paradojal, un mundo con una mayor capacidad de producción de bienes y un número cada vez más grande de personas sin posibilidad de acceder a ellos. En otras palabras un creciente aumento de la desigualdad.
La posible salida que le veo es que los poseedores de las nuevas grandes concentraciones de capital (sean los Estados o las Corporaciones, o una mezcla de ambos universos) asuman algún mecanismo de subsidio hacia los desocupados.
Este “subsidio” es una manera de simplificar todo un abanico de posibles soluciones, básicamente es garantizar la vida y posibilitar la formación de nuevas capacidades.
Se me dirá que hoy ya ocurre, y es verdad, pero creo que en el fondo se lo piensa como un paliativo y muchas veces con la entrega de alguna contraprestación laboral.
Lo nuevo que pienso es un subsidio sin obligación de trabajo alguno, un posible inicio de esta idea se está dando en Holanda (http://www.clarin.com/mundo/Renta_ba… la ciudad de Utrecht, donde 300 personas que no trabajan recibirán entre 900 y 1.300 euros, sin obligación de trabajar, para estudiar si la renta básica universal ayuda a incentivar la economía.
En occidente impera el modelo democrático, por lo cual la presencia de grandes masas de votantes disconformes a la larga o a la corta generará respuestas ante los conflictos las cuales, a veces, son verdaderas soluciones pero en otros casos son meras postergaciones del momento crítico.
Me imagino alguna posible línea de respuestas:
“El problema es la sobrepoblación del planeta” Sí, puede ser, pero de hecho es y tenemos que lidiar con esto y hacer campaña sobre la disminución de la tasa de natalidad -aunque estuviera de acuerdo, que no lo estoy- no parece una solución que logre efectos concretos en el corto o mediano plazo.
“Van a surgir necesidades nuevas con la creación de nuevos empleos” Creo que, como dije antes, la tasa de sustitución por automatización va a ser mayor que la tasa de creación de nuevos puestos de trabajo.
“Porqué pensar siempre en una salida colectivista o con una impronta cuasi estatal” No me imagino que la solución pueda venir desde otro lugar, mal que mal o aunque sea para sostener su existencia, los Estados o las Corporaciones son “el lugar” para que se geste alguna iniciativa de cambio.
Soy optimista por naturaleza, pero no encuentro una salida que me conforme desde lo racional, solamente me quedo en la descripción de la noche que se avecina y, aunque intuyo y espero que debe haber alguna forma de solucionar las cosas, en principio no la encuentro.
Se que a nivel individual o a pequeños grupos o a los sectores de mejores recursos económicos, culturales, actitudinales, etc. pueden llegar a eludir estos conflictos, pero a medida que aumente el número de descontentos, la situación tarde o temprano va a llegar a todos.
En su cuento “El Ruido del Trueno”, Ray Bradbury, plantea una empresa “Safari en el Tiempo S.A.” que promociona viajes al pasado para realizar excursiones de caza. Localizan un animal (por caso un Tyrannosaurus rex) que esté próximo a morir por causa naturales y mediante un viaje en el tiempo logran poner al cazador un instante antes de la muerte para que este lo mate y tenga su experiencia de caza. Solamente piden que no se salga del Sendero el cual, hecho de un metal antigravitatorio, flota a diez centímetros del suelo para no tocar ni siquiera una brizna, una flor o un árbol y de esa manera evitar que se toque el mundo del pasado y que por tal motivo se produzcan cambios en el presente….
No cuento el final pero todos lo imaginamos (https://docs.google.com/document/d/1Wh6PUxuYKJCPPHY531hm7yGp_Ybu
IhXIKzEIIABrl90/edit).
Durante mucho tiempo creo que la humanidad estuvo repitiendo con pequeñas variaciones su devenir, tal vez sea ese el proyecto de la llamada Cultura Central, replicarse sin cambios hasta el infinito, pero siento que ya estamos en un tiempo donde empezamos a dar pasos fuera del sendero y sin duda esto generará cambios y esto es imparable.
Carlos Lavagnino
Buenas, recién puedo ponerme a responder este brillante análisis de nuestro gran Daniel López.
En la primer parte de tu comentario pintás un panorama social que proyecta un futuro en donde lo aciago reside en que el avance de los robots generará grandes masas de desocupados, hacinados en ciudades y sumidos en la insatisfacción.
Tengo dos problemas con esta clásica pintura del futuro. El primero es que no tiene en cuenta la formidable capacidad de las dinámicas culturales, técnicas y económicas para volcar parte del aumento de la productividad del capitalismo a la provisión de bienes y servicios que, reales o simulados, satisfagan las necesidades (o, mejor dicho, la percepción de necesidades) de esas grandes masas.
El segundo problema, más de fondo, es que el planteo implica tácitamente que el principal problema del futuro es garantizar la satisfacción básica de las necesidades de las masas.
Uno de los impulsos intelectuales más comunes del pensamiento total es dar por sentado que, siempre que estén encuadradas en el programa vital de la Cultura Central, esas necesidades deben estar resguardadas por algún diseño sistémico, independientemente de lo criticable o insustentable del mencionado programa.
Por eso, la mayoría de las lecturas que se hacen del problema del reemplazo de humanos por robots, tratan de encuadrarlo en términos laborales, sociales o económicos, cuando en realidad es la punta de lanza de un cuestionamiento más profundo que durante mucho tiempo las hegemonías del pensamiento no quisieron promover.
La Singularidad, como la problemática ambiental y la epidemia de depresión y adicciones, no sólo viene a plantear problemas de sustentabilidad técnica de la Humanidad, sino que viene a plantear un problema de Sentido de la Humanidad.
Durante siglos la Cultura Central fomentó un lenguaje de construcción de identidades individuales basado, entre otras cosas, en el trabajo. La transformación y eventual abolición del trabajo como lo conocemos debería estimularnos a analizar cómo quedan parados los planos de la humanidad que dependen fuertemente de él.
Como vos bien apuntás, el subsidio aparece como la respuesta sintomática cantada y predilecta de la Cultura Central para contener las necesidades de estas crecientes masas descarriladas del mundo de la productividad.
Y agrego una idea que me propongo desarrollar en breve en Club I+: las Industrias Culturales, hipertrofiadas por el exponencial subsidio de Estados y corporaciones, son el vehículo de transferencia de sustentabilidad económica y de sentido “sintético” a esas masas que instintivamente ven en el campo cultural un territorio elevado relativamente más protegido de la inundación robótica.
Daniel (desde Laguna Plácida)
Carlos:
Me temo que el problema es que estamos a la puerta de un nuevo equilibrio, donde coexistirán números cada vez más importantes de personas con sus “necesidades básicas insatisfechas” y Estados (intérpretes favoritos de las aplicaciones solidarias de la cultura central) sin recursos para hacer frente a las soluciones posibles, en donde su misión será contener (y eventualmente reprimir) los desbordes.
La pregunta que se impone es si es posible sostener desigualdades (más allá de quién es el responsable) en grandes masas de personas por mucho tiempo (ver imagen) sin que afecten de manera importante a todo el sistema.
Intento pensar que debe haber soluciones de corto, mediano y largo plazo y me queda claro que una solución a largo plazo pueda transitar por un cambio de mentalidad, pero en el corto y mediano habrá que instrumentar algo o las consecuencias pueden ser mucho más graves para todos.
Respecto del cuestionamiento al “problema de Sentido de la Humanidad”, entiendo que es un planteo válido y útil, pero intuyo que no será mayoritario por cuanto “la Humanidad” es un continuo que va desde poblaciones en estadios de siembra primitiva hasta los habitantes de las nuevas “megalópolis” y a cada uno de ellos su presente, y por ende, la proyección a sus futuros deseables son diametralmente distintos.
Me imagino que en las diferentes cubiertas del Titanic, en sus momentos finales, los pasajeros habrán tenido preguntas y cuestionamientos distintos, pero estoy convencido que no era el momento ni lugar para discutir el diseño del barco o la política de vigías para alertas de icebergs, lo importante era buscar un bote salvavidas o al menos una puerta.
Carlos Lavagnino
Dani yo no veo ninguna evidencia que muestre que haya un crecimiento de la proporción de la población que tenga sus necesidades básicas insatisfechas.
El análisis tanto del aumento de productividad de las economías desarrolladas, como de los países emergentes, muestra una notable capacidad del capitalismo para proveer de bienes y servicios básicos a la mayor parte de la población mundial, y esa proporción está en su máximo histórico.
El problema de la desigualdad es diferente, y más allá de que hay opiniones encontradas en función de la manera de medirla, el eventual incremento de la desigualdad no implicaría necesariamente que eso desemboque en un desequilibrio para el capitalismo, y mucho menos para la Cultura Central.
Lo interesante es que ilustrás tu comentario con una imagen que no dice mucho en términos de la percepción de satisfacción, los horizontes de expectativas y los desequilibrios sistémicos resultantes. Lo único que muestra la imagen es que hay profundas desigualdades económicas en el mundo contemporáneo. ¿Y?
Finalmente, la analogía con el Titanic no me parece muy atinada, ya que el nivel de interdependencia de los circunstanciales pasajeros y tripulantes de un barco no se corresponde ni por asomo al de una población cuya “embarcación” es, aun con dilemas y paradojas, un gigantesco planeta. La complejidad y la posibilidad de cursos de acción diferenciados son abismalmente distintas.
Daniel (el primer trabajador),
Como buen perro de presa, seguí persiguiendo este tema y de golpe me topé con una nota en la página de Finanzas.com (http://www.finanzas.com/xl-semanal/m… ), la cual me pareció interesante.
En la misma, se nos dice:
“Año 2045 Y el trabajo pasó a la historia: La tecnología acabará con millones de empleos y va camino de convertir a la clase media en pieza de museo. Le contamos las propuestas que ya se barajan ante este nuevo escenario que algunos se atreven a pronosticar para dentro de treinta años…”
Lo que sigue en la nota está contenido, conceptos más conceptos menos, en nuestras intervenciones en esta entrada del foro.
Los autores opinan, como nuevas ideas, que se podrían dar tres opciones o escenarios sociales
a) Algunas personas desplazadas del mercado formal de trabajo dedicarán su libertad al simple disfrute del ocio; Solo tendríamos que preocuparnos por nuestro desarrollo personal, y el consumo estará asegurado por la redistribución de la riqueza ya que con la adecuada regulación gubernamental, el final del trabajo asalariado llevará a la aparición de una edad de oro del bienestar.
b) Otras tratarán de construir unas comunidades creativas y productivas ajenas a lo que hoy entendemos por lugares de trabajo; se impondrá la creatividad a medida que la tecnología permita que las herramientas que habitualmente dependían de una cadena de producción pasen a los individuos y enarbolan como principal ejemplo las impresoras 3D. Cada uno producirá lo que necesite. Será «la venganza de los artesanos»
c) Y otros lucharán, de forma apasionada y muchas veces infructuosa, por reafirmar su productividad inventándose empleos. Surgirá lo que los expertos llaman el ‘precariat’: una clase trabajadora que ha saltado de trabajo en trabajo perdiendo sus derechos laborales, hasta el punto de llegar a acostumbrarse a ella, pero construyendo una identidad y, en cierta medida, un orgullo en su propia inseguridad laboral.
Pero a mi entender, lo mejor del artículo estaba al final, y se da en el análisis que los autores hacen de lo que llaman “Los efectos secundarios”
Como ejemplo de estos efectos, los autores citan un diálogo que supuestamente ocurrió en los años cincuenta. Henry Ford II consejero delegado de Ford y Walter Reuther presidente del sindicato de trabajadores de automoción estaban visitando una nueva fábrica en Cleveland.
En un momento dado, Ford señaló una hilera de máquinas y dijo:
– «Walter, ¿cómo vas a arreglártelas para que estos robots paguen la cuota de tu sindicato?».
La respuesta del jefe sindical se hizo famosa:
– «Henry, ¿y cómo vas a arreglártelas tú para que compren tus coches?».
Aquí me despertó la idea de que la suplantación de operarios por máquinas, también se va a transformar, en principio y si no media alguna ingeniería social que redistribuya las riquezas (ver párrafos anterioes) en la disminución de consumidores.
Esto puede acarrear cambios en la sociedad de magnitudes imprevistas hasta tanto se vuelvan a equilibrar las fuerzas.
Luego citan a un tal Peter Frase, autor de “Four futures” quién dice que el trabajo en realidad es tres cosas:
1) Los medios por los que la economía produce bienes
2) Los medios por los que las personas consiguen ingresos
3) Una actividad que aporta significado a las vidas de muchos individuos.
Ya ahí comprobé nuevamente el poderoso efecto que a veces tienen las palabras, son disparadores de ideas, lo que estaba en una nebulosa de ideas, de pronto se clarifica.
La utilización de la robótica puede suplir el primer punto sin ningún problema y, seguramente, con mejores resultados.
Con mucha regulación del estado, o las corporaciones o ambos, tal vez se pueda resolver el segundo punto.
Ahora, lo que reclama un cambio rotundo de esquemas es el tercer punto, habrá que pensar en resignificar el sentido de la vida en muchos individuos.
Algo de esto ya lo había planteado Carlos, cuando sentenciaba:
“La Singularidad, como la problemática ambiental y la epidemia de depresión y adicciones, no sólo viene a plantear problemas de sustentabilidad técnica de la Humanidad, sino que viene a plantear un problema de Sentido de la Humanidad”
El Sentido de la Humanidad, redefinirlo, recrearlo… he aquí el gran desafío futuro.
Carlos Lavagnino
Excelente Dani.
En los próximos Club I+ me propongo plantear una hipótesis de cómo la Cultura Central instintivamente comenzó hace unos 15 años un juego de pinzas para atacar esta coyuntura.
El primer brazo de la pinza es la reconversión masiva de las masas a las Industrias Culturales, que son las únicas que pueden mantener los 3 puntos de Peter Frase vigentes: se pueden producir una cantidad inagotable de “bienes y servicios”, la mayoría de ellos en una gama que va desde lo inútil a lo pernicioso, pero que genera “trabajo”; se pueden ubicar esos bienes y servicios con más elasticidad que los no culturales; y, fundamentalmente, permiten la recreación del acceso aspiracional al sentido, o su aparente conversión en un “commodity”.
El segundo brazo de la pinza consiste, de manera complementaria, en incrementar los subsidios a las II.CC., fundamentalmente a través de un proceso de hipertrofia de los Estados.