El “e-cigarette” y una nueva glamorización del fumador
Por Laura Marajofsky
“La popularidad está yendo más rápido que el conocimiento. Tendremos una mejor idea de cuán seguros son estos productos en uno o dos años más, pero la pregunta es, ¿será demasiado tarde?”. Esto lo comenta el Dr. Michael B. Steinberg de la Universidad de Rutgers sobre el avance del “e-cigarette”. La pregunta de Steinberg resulta crucial en un momento en el que la industria del cigarrillo electrónico está explotando y su consumo se va instalando en la cultura como una nueva alternativa.
Los efectos de inhalar nicotina vaporizada, como en el caso del cigarrillo electrónico, todavía no han sido totalmente comprendidos, y si bien se lo considera menos nocivo que el cigarrillo común por el método de combustión que emplea, la evidencia es demasiado escasa como para determinar el impacto a largo plazo que podría tener sobre la población (http://www.nytimes.com/2014/02/23/health/a-hot-debate-over-e-cigarettes-as-a-path-to-tobacco-or-from-it.html).
De este modo, al igual que en los inicios del cigarrillo cuando todavía no se podían prever los estragos que éste causaría en la salud, la historia podría estar repitiéndose una vez más con este nuevo dispositivo. En ese sentido quizás éste sea un punto de inflexión que determine el porvenir tanto de aquellos que fuman(a) como de las nuevas generaciones que estarán expuestas a toda una nueva cultura del fumador.
Si bien la estetización del cigarrillo ha sido siempre una constante, es muy lamentable ver cómo los fabricantes del e-cigarette están utilizando las mismas tácticas de marketing que se usaban en los 50s o 60s (http://www.dailymail.co.uk/news/article-2389237/Are-celebrities-making-smoking-cool-How-stars-boosted-sale-e-cigarettes.html) , desde recurrir a celebridades para promocionar los productos hasta emitir publicidades en la TV (algo prohibido por la ley desde hace años en varios países). Asimismo, toda una nueva gama de dispositivos similares a los e-cigarettes pero con envases amigables y múltiples sabores ha evolucionado para captar al público más joven, incluso renombrándolos como “hookah pens” o “vape pipes” para alejarse del estigma negativo del cigarrillo tradicional, aunque esencialmente sean lo mismo (http://www.nytimes.com/2014/03/05/business/e-cigarettes-under-aliases-elude-the-authorities.html?nl=todaysheadlines&emc=edit_th_20140305).
Por lo tanto lo que hasta ahora constituía un frente unificado en la lucha contra el tabaco se ha dividido entre los que ven al e-cigarette como opción viable por ser menos dañina y los que lo rechazan por considerarlo inseguro. A su vez, esto genera una divisoria de aguas en materia de mentalidades a la hora de conceptualizar los riesgos: aquellos que consideran que algo es nocivo sólo cuando se ha testeado oficialmente, y aquellos que invierten la carga de la prueba considerando que todo podría ser potencialmente tóxico hasta que se demuestre lo contrario. Esto último tal vez resulte un espíritu más acorde a estos tiempos, cuando se sabe que la legislación siempre va más lento, y que si vamos a esperar que las entidades responsables expongan un potencial peligro podríamos estar apostando algo demasiado valioso.
(a)El tabaco continúa siendo la primera causa de muerte evitable en los EEUU con 480,000 muertes al año (http://www.cdc.gov/tobacco/data_statistics/fact_sheets/fast_facts/).