“Sharing economy”: recorte de expectativas para las nuevas generaciones
Por Laura Marajofsky
“I live in a 420-square-foot studio. I sleep in a bed that folds down from the wall. I have six dress shirts. I have 10 shallow bowls that I use for salads and main dishes. When people come over for dinner, I pull out my extendable dining room table. I don’t have a single CD or DVD and I have 10 percent of the books I once did…” (http://www.nytimes.com/2013/03/10/opinion/sunday/living-with-less-a-lot-less.html?pagewanted=all )
Así comienza el relato de Graham Hill, un entrepeneur del ámbito tecnológico devenido en ambientalista y fundador de blogs como TreeHugger.com, cuya misión actual es diseñar pequeñas eco-casas para todos aquellos empeñados en dejar la menor huella ecológica posible.
La editorial, una de las más leídas de las últimas semanas en el New York Times, sintoniza con lo que parece el leitmotiv de estos tiempos: el afán por “achicar” y volver a lo simple. Si bien es comprensible que estas tendencias aparezcan en momentos de crisis económica y de uso irresponsable de los recursos naturales, es interesante notar también cómo esta “nueva sensibilidad” se alinea estratégicamente con una pulsión por reducir las variables de gestión del individuo en tiempos de grandes disponibilidades y complejidad.
De este modo, el consumo se convierte en un punto