El escenario “post-familiar” en EEUU, un dolor de cabeza para el Estado
Probablemente haya pocas cosas que compliquen más a los Estados como el hecho de que cada vez menos gente esté teniendo hijos. En este sentido hemos visto a Europa y a Japón batallar con el tema implementando todo tipo de políticas orientadas a favorecer el crecimiento de la natalidad. Para preocupación de los gobiernos, hay que decir que los intentos fueron un desperdicio de dinero (http://www.spiegel.de/international/germany/study-shows-germany-wasting-billions-on-failed-family-policy-a-881637.html).
La novedad quizás sea el panorama en los Estados Unidos, cuna del fenómeno “single”, en donde en caso de continuar la tendencia que se observa hoy día enfrentarán un problema similar al de sus vecinos europeos. De hecho, el movimiento “no kids” está creciendo tanto que muchos desarrolladores urbanos apuestan a la “demografía post-familiar” para lo que será la planificación de las ciudades del futuro.
Como es de esperar una oleada de políticos y demógrafos están advirtiendo sobre los riegos de seguir así, exaltando la necesidad de pensar en el bienestar del país (http://www.salon.com/2013/02/21/decoding_the_fertility_panic/?source=newsletter). Supongo que apelando al patriotismo estadounidense el slogan podría ser algo así como “Sam wants your son”…
Asimismo, el autor del reciente libro “What To Expect When No One’s Expecting”, Jonathan V. Last, explica un tanto inquieto que hay dos formas de enfrentar el problema demográfico: facilitarle las cosas a aquellos que ya decidieron tener hijos, o bien tratar de cambiar la cultura para que la decisión de tener niños sea percibida como algo más deseable. Al menos el propio Last concede que “el gran secreto hoy es que tener hijos es un trato injusto y para nada divertido”.
Ya se habla de una “America post-familiar” en la que la tasa de fertilidad de las mujeres se precipitó desde la crisis del 2008 y la recesión que le siguió, alcanzado su nivel más bajo desde que existen registros sobre el tema en 1920. Para completar el panorama es interesante ver cómo se aprecia un marcado cambio en las actitudes a ambos lados del océano, al volverse este estilo de vida no sólo algo más deseable sino (lo que estaba faltando) más legítimo.
“Thirty percent of German women say they do not intend to have children, and 48 percent of German middle-aged men now contend that they could have a happy life without children -three times as many as among their fathers. (…) In EEUU forty-four percent of millennials agree that marriage is becoming “obsolete.” And even among those who support tying the knot, just 41 percent say children are important for a marriage-down from 65 percent in 1990.”
En contraposición, es notable cómo a medida que las opiniones de los jóvenes se liberalizan respecto de este tema, sus padres y abuelos tienden a fortalecer la opinión opuesta (quizás percibiendo el problema previsional que se les viene).
Por último, es llamativa la transversalidad que está adquiriendo el fenómeno de los “childfree”, ya que ahora el movimiento parece atraer a un grupo más heterogéneo ideológicamente hablando. En relación a esto se lo referencia como un “burgeoning movement that’s joined cultural tastemakers, academics, neo-Malthusians, greens, feminists, Democratic politicians, urban planners, and big developers.”
Y finalmente en una nota de color y para reafirmar algo que alguna vez especulamos en Club I+ respecto del surgimiento de una postura que mezclara las ideas “childless” y una vertiente eco, cada vez más voces refieren a la irresponsabilidad de tener hijos con los problemas ambientales presentes, surgiendo así los incipientes “GINKS” (“green inclinations, no kids”).
Where Have All the Babies Gone?
http://www.thedailybeast.com/newsweek/2013/02/18/why-the-choice-to-be-childless-is-bad-for-america.html