El fenómeno “Pinterest” como regulador anímico (y desactivador aspiracional)
Por Laura Marajofsky
Tal vez algunos de ustedes hayan escuchado acerca del incipiente fenómeno web llamado “Pinterest”, un sitio destinado a crear compilaciones de imágenes (fotos, dibujos, gráficas, etc.) en donde se estimula más la curación de contenidos ajenos que la producción propia, y en el que los usuarios crean “boards” en torno a variadas temáticas y repostean todo aquello que les llame la atención, estéticamente hablando.
El sitio ha tenido un gran crecimiento (al punto que ya hay una aplicación en FB para poder crear “pins”), así como también ha atraído atención hacia blogs preexistentes con el mismo fin. Hace unas semanas me crucé con una interesante editorial que indaga un poco en los motivos de su éxito, y que quizás se vincula con algunas líneas conceptuales familiares: la búsqueda de sentido, la epidemia de desmotivación, el carácter deslucido de los proyectos de vida actuales, la construcción identitaria a partir del consumo cultural y el “coleccionismo”…
Así, la autora comienza con una certera descripción acerca del funcionamiento “adictivo” que esta clase de sitios posee, explicando su rol como moduladores de placer y también como una especie de “pornografía de estilos de vida” (“lifestyle pornography” ) en donde se evocan sensaciones de emoción, novedad, aspiración por algo más, que parecen casi ajenas al común de la gente hoy en día…
“I used to think this obsession was mine alone. But now nearly everyone I know – and by that I mean everyone who spends vast, barren tundras of time at her computer – goes to Web sites like these to escape, destress, perk up, calm down, feel something, not feel something, distract themselves and (they don’t call it “lifestyle pornography” for nothing) modulate pleasure and arousal. Why not dive into an alternative world full of beauty and novelty and emotion and the hard-to-put-your-finger-on feeling that there’s something more, somewhere, where you’re not chained to your laptop, half dead from monotony, frustration and boredom?”
En este punto trazo un link con la teoría ya trabajada en el Club I+ sobre cómo la cultura ejerce cierta modulación psico-emocional sobre el individuo por medio de la regulación de las adicciones para mantenerlo operativo y funcional.
La autora se explaya sobre la teoría de que estos sitios sirven como reguladores del estado de ánimo (de hecho se refiere a ellos como una dosis leve de “litio visual”), y explica que de acuerdo al también incipiente campo de la “neuroestética” (https://en.wikipedia.org/wiki/Neuroesthetics) si somos gratificados al elegir cierto tipo de experiencia estética por sobre otra, nuestra mente aprenderá a responder específicamente ante estímulos similares. Podría pensarse entonces que de alguna manera estamos acostumbrando a nuestra cabeza a determinadas experiencias visuales y estéticas (probablemente las más masivas y difundidas en este tipo de sitios).
Por último, se hace referencia a algo más simbólico que vincula la faceta adictiva y la aspiracional, dando lugar a lo que la autora define como “anhelo adictivo” (aparentemente en alemán existe una palabra para esto: ‘Sehnsucht’), en relación al principal atractivo detrás de este fenómeno:
“This is, I think, what these sites evoke: the feeling of being addicted to longing for something; specifically being addicted to the feeling that something is missing or incomplete. The point is not the thing that is being longed for, but the feeling of longing for the thing.”
La sensación de que algo falta o está perdido puede ser un incentivo para iniciar una búsqueda o una transformación. La oportunidad para construir o regenerar algo. Lo llamativo del efecto cultural que produce esta tendencia es que aquí el anhelo más que inspirar, inmoviliza. Es así que estos sitios terminan consolidánse como un bonito collage de imágenes que invita a observar apaciblemente y a compartir con otros “esa foto de la vida que tenías que tener pero que no tuviste, o del tipo de persona que deberías ser pero no sos”. Un lugar donde el sentimiento de añoranza no pareciera poder capitalizarse en un accionar tangible que rinda.