Otras historias, otras vidas
Buenos días! La semana pasada me topé con esta nota sobre le nueva camada de escritoras norteamericanas (dentro de lo que sería el “memoir genre” o género de memorias) que escriben sobre la vida single, es decir acerca de cómo viven las mujeres de veintilargos-treinta y pico, solteras, económicamente independientes, sin hijos ni responsabilidades domésticas. Lo que me interesó del artículo fue poder constatar dos cosas, por un lado, la dificultad que sigue existiendo como ya habíamos charlado alguna vez aquí para imaginar relatos de protagonistas femeninas donde la búsqueda amorosa esté ausente o bien sea relegada en favor de otro tipo de historias. Por otro lado, y a juzgar por el registro cuasi-depresivo que utilizan estos libros, lo que también se adivina es la dificultad real que existe para llevar adelante modelos de vida “single” sustentables, estimulantes y expansivos.
Pese a postularse como la antítesis del popular género chick-lit del cual surgieron personajes como Bridget Jones (“romantic foibles or successes are not treated as a measure of the value of the protagonists' lives”), estos libros parecen reflejar a la perfección la nebulosa en la que se encuentran muchas de estas autoras, abrumadas por la cantidad de libertades y posibilidades que tienen ante sí –a diferencia de sus madres y abuelas (“Freed slightly from the fear of disappointing others, we now carry the fear of disappointing ourselves, not living up to our own varied potentials”).
Ahora, no sé uds, pero como yo lo veo, qué situación tan interesante tanto para escribir un relato como para la vida misma…
The new single womanhood (les adjunto el arte de algunos de estos libros)
http://www.salon.com/books/feature/2010/06/30/female_memoirs_quiet_revolution
besos!
Hypokampito
http://www.salon.com/books/feature/2010/06/30/female_memoirs_quiet_revolution
“We know what we can do, which is anything. But we need to figure out what we want to do.”
Hola Laura:
¿Me parece a mí o más de uno sentimos o hemos sentido esto en algún momento de nuestras vidas?
Esta nueva “camada” de escritoras norteamericanas puede perfectamente representar el estadio más reciente en la “evolución” del hombre occidental como ser psico-social, en el contexto del capitalismo-exitismo. Particularmente es de destacar que estas escritoras son oriundas de un país hegemónico a nivel mundial en términos materiales, armamentistas y de marca de tendencias. En fin, la potencia dominante, la cual en este caso es quizás la máxima exponente del proceso extremo de individuación del sujeto humano.
Para este humilde análisis (sin ofender a los verdaderos analistas!) voy a recurir a la extraordinaria obra del genial Erich Fromm: “El miedo a la libertad”. E. Fromm postula, entre otras cosas, que el hombre moderno ha “perdido” su lugar en la sociedad, si lo comparamos con el estado de las cosas en otros tiempos de la civilización. Por ej., en la Edad Media (por poner un ejemplo extremo), si nacías artesano, morías como artesano, sin posibilidad de un cambio en el medio. Esto significa que vos nacías en una familia de carpinteros, y tu “suerte” estaba echada: vas a ser un carpintero durante toda tu vida, y vas a morir como un carpintero. A primera vista y dado nuestra cosmovisión, esto nos puede parecer aburrido e incluso injusto, pero hay que pensar que en ese momento esto tenía una gran ventaja: vos tenías asegurado tu lugar en la sociedad. Tu rol social era estable, predecible e invariable. Esto desde el punto de vista psicológico por ejemplo significaba, sobre todo para esa época, una manta de “protección” ante el desorden y caos que podía ser “afuera” e.g., una sociedad feudal. Tu trabajo puede ser horrible o lindo, pero era TU trabajo y toda la aldea sabe que vos te dedicás a eso. OK, no hay movilidad social no? Pero tampoco tenés que perder un solo segundo de tu vida (ni angustiarte) pensando qué querés hacer, qué te gustaría hacer cuando seas grande, o pensando “yo podría hacer otra cosa” o “estoy para algo más” 🙂
Luego el sujeto-ciudadano comenzó un largo proceso de individuación, en el cual se fueron perdiendo muchos vínculos sociales y psicológicos (en parte por nuestro alejamiento del origen, la naturaleza, pero esa es otra historia), con lo cual aumentó la libertad, pero lamentablemente también aumentaron la angustia y la soledad del sujeto. Erich Fromm distingue dos tipos de libertades, la libertad DE y la libertad PARA. La libertad PARA es la posibilidad ampliada para hacer otras cosas, pensar, expresar y explorar nuevas ideas, crear cosas… sería la libertad “buena” en el sentido que apunta a desarrollar nuestro yo, nuestras potencialidades creativas y comunicativas, nuestro crecimiento como sujeto. En cambio, la libertad DE hace alusión a la pérdida de un vínculo, a “cortar cadenas” que nos mantienen atados a algo… como cuando se “libera” a un animal al abrirle la jaula: le das libertad DE la jaula, en el sentido de que rompés el vínculo de dependencia del animal con el lugar que fue su hogar y protección, fuente de comida, etc. (la jaula). Otro ejemplo está en la expresión “libre de pecado”: estás limpio, “suelto”, nada te ata a una culpa o reproche, etc. Ambas libertades van de la mano inexorablemente.
Una de las características del sujeto en la sociedad (de las que provienen estas escritoras norteamericanas, no me animo a decir que en todo el mundo occidental) es algo que muchos sentimos o hemos sentido: que siendo una persona medianamente educada (siempre y cuando no hayas tenido deficiencias alimentarias durante tu desarrrollo, pero eso es para otro artículo) y medianamente perseverante y sin graves problemas de comunicación, podés lograr casi cualquier cosa. Aunque hayas nacido en la villa podés llegar a ser Maradona, un gran músico de orquesta o filósofo internacional. Nada te impide que estudies, que avances, que termines siendo dueño de General Motors… quiero decir, en general no está socialmente censurado, aunque eso no significa que no tengas trabas. Pero en tu cabeza y en la de todo el mundo no hay mayores obstáculos, porque es una sociedad “libre”. Aunque te hayan echado de varias escuelas podés ser un día presidente. Depende en gran parte de qué estás dispuesto a sacrificar o ceder para llegar a eso, y una pizca de buena suerte. Sin ir a extremos, basta con decir que la sociedad actual goza de una extrema movilidad social (en comparación con épocas anteriores), que a la mayoría de la gente le alcanza y le sobra para sentir esta “libertad” (perdón con la insistencia del uso de comillas, denotan mi ignorancia e imposibilidad de expresarme más claramente). En pocas palabras, el sujeto tiene hoy en día tiene una gran libertad PARA. “The world is mine”.
Por otro lado, dicho aumento de la libertad PARA vino acompañado de un aumento concomitante de la libertad DE. Es decir, ahora nacés y si en tu casa tu viejo es carpintero, bueno, vos no tenés por qué ser carpintero. De hecho hay una idea implícita de que vos tenés que ponerte a pensar/sentir y decidir qué querés hacer, quién querés ser. Nadie te va a decir qué hacer (bueno sí, todos tenemos amigos posesivos y/o mandones jeje) pero en gral es algo que tenés que decidir vos solit@. Y esto, my friends, por supuesto, genera angustia y soledad. Es como un nene de 10 años que va a jugar si 1er partido con su club de fútbol, en un estadio enorme, lleno de gente. Es verdad que el chico puede, en teoría nada lo impide, entrar a la cancha y ser el crack, llenar de goles el arco contrario (el sueño del pibe!)… PERO por otro lado, adentro de la cancha está SOLO. Por supuesto que están sus compañeros (vuelvo después sobre esto), pero está solo en el sentido que no están papá y mamá para abrazarlo si se equivoca, no está el chocolate calentito y la cama, no está la sonrisa y mimos de la abu para olvidarse de todo… Está solo, y angustiado. ¿Y qué siente? MIEDO. Ese es el miedo, la angustia y sensación de soledad que experimenta el sujeto “moderno”, dado su avanzado proceso de individuación-asilamiento, el cual no fue balanceado por un cultivo de otras aristas humanas (vuelvo sobre esto al final). Ya no tenemos la seguridad y calma psicológica (insisto, aunque suene aburrido) que nos brindaría saber que vamos a hacer hasta el último día lo mismo que hizo papá y que hizo el abuelo, a lo que se dedica la familia hace años y generaciones(*1). No, nuestros vínculos y roles sociales son hoy casi efímeros y muy poco robustos. De adolescente sos gritón/tímido, tenés cierto “permiso para ser rebelde”, tenés ciertos hábitos de consumo, muy predecibles por cierto. Luego sos universitario y con otros ánimos y hábitos, o pasás a ser un laburante inicial inexperto. Luego tu rol cambia, quizás sos un profesional junior, luego un emprendedor, quizás al frente ya de una familia o empresa, etc. etc. etc. Tenemos varios roles a lo largo de la vida, e incluso pueden mutar y revertirse. Podés, luego de haber sido padre e incluso abuelo, “volver atrás” y ser un pendeviejo, salir de joda, etc., podés separarte y volver a ser padre de familia varias veces con distintas parejas, podés pasar de ejecutivo frustrado en Mar del Plata a hippie en Bariloche, qué se yo. Podés largar todo un día y dedicarte a escribir en RioRevuelto 🙂 En fin, se pueden hacer muchas cosas, PERO siempre lo tenés que decidir vos. Y si no sabés qué querés, te puede costar más de un dolor de cabeza “encontrar lo tuyo”, o “lo que te llena”(*2)… porque no hay un rol pre-establecido para vos, lo cual angustia mucho (y probablemente es parte de las motivaciones de estas escritoras de USA). En pocas palabras, el sujeto hoy en día tiene también una gran libertad DE.
Para que no me maten por escribir mucho, voy terminando: podemos desmenuzar un poco más esto para analizarlo. Por ejemplo, podemos descomponer la frase en dos partes complementarias, igualmente ilustrativas e importantes:
a) “We know what we can do, which is anything.” Libertad PARA: sabemos que podemos hacer casi cualquier cosa que nos propongamos… ese no es el problema (ventaja de los tiempos actuales).
b) “But we need to figure out what we want to do.” Libertad DE: nosotros solitos tenemos que pasar por la angustia y aislamiento que significa que no tenemos las cadenas sociales sino que nos tenemos que valer por nosotros mismos para decidir a qué queremos llegar o quién queremos ser (desventaja de los tiempos actuales).
Para terminar ¿Cómo hacer entonces? ¿Estamos perdidos, ya fue? ¿Hay que abandonar todo intento por seguir buscando/usando la libertad? ¿Acaso se trata de una trampa mortal? No my friends, por supuesto que la libertad es indispensable y jamás hay que ceder ni una pizca. Una alternativa que propone E. Fromm, y a la que adhiero por seducirme al menos intelectualmente, es justamente intentar balancear esta libertad DE mediante el establecimiento/fortalecimiento de vínculos que nos hagan más humanos, a saber: mediante el desarrollo y expansión de todas nuestras potencialidades humanas: el amor, la solidaridad, el entendimiento mutuo y empatía, y mediante el desarrollo de nuestra capacidad creativa en sentido amplio, en cualquier ámbito posible. De esta forma el nenito puede de a poco emanciparse de mamá y papá y sentir que sus compañeros en forma colectiva conforman un ente que le brinda soporte social dentro de la cancha (lo cual disminuye entonces el sentimiento de aislamiento y angustia). Es decir, una “maduración” de la sociedad, con un apoyo desde y hacia el prójimo como manera de “tejer redes” de sustento social. Esto nos aleja del miedo y nos hace más plenos, y por qué no mejores “usuarios de la libertad”.
Por último quiero decir que no me sorprende que sea una “legión de mujeres” las que lidere esta “quiet revolution”, siempre más inteligentes y más sensibles que nosotros.
Mientras tanto, el nene está sudando de nervios, escuchando y mirando alrededor toda la gente gritando, sus compañeros están igualmente indefensos y asustados, y el papá lo arenga con altas expectativas “dale!! DALE!! vas a hacer muchos goles no???” y lo empuja de sopetón, al medio de la cancha, para que “demuestre lo que sabe”…
Bueh, empezó Dolina,
Abrazo!
Rodrigo
(*1) ¿quizás por eso muchas familias con este tipo de actividad de generación en generación son conservadoras? ¿Por el miedo en el fondo de perder esa “seguridad” y “estabilidad” psicológica-social?
(*2) comentario a little off topic, pero me parece bastante patético cuando una mujer dice que haber sido mamá “le dio sentido a su vida” y ahora tiene “algo por qué pelear/vivir”… ¿Significa que antes tu vida no tenía sentido? ¿significa que una mujer no-mamá no tiene razón de ser? Quizás esto está al menos relacionado con aquello de estar “a la deriva” (mucha libertad DE) y de repente encontrar algo que te quite libertad DE pero que reduzca tu sensación de aislamiento y angustia… lo cual es probablemetne momentáneo y seguramente ilusorio…
Iván
Hola gente,
Estas libertades… ¿Serán algo nuevo o simplemente se potencian por el avance (positivo o no, pero avance) en libertades personales y posibilidades de expresión? Soñar es posible desde que nososotros somos posibles ¿no?.
Acá es donde me pongo a pensar, ¿Este problema de desconcierto (asumiendo que es un problema existencial atemporal) es algo positivo? ¿Estamos camino a un punto de inflexión donde vamos a replantear algo o simplemente vamos marchitandonos en tecnicismos y generalidades con Bridget Jones 5.0 hasta algún tristísimo desenlace? Ya estamos aceptando socialmente el estado de desconcierto, no quiero imaginarme el próximo paso…
Ayer hablaba con una amiga que defendía querer ser independiente, bla bla bla. Acto seguido empezó a describir que luego de ridículas especificaciones quería una relación, encontrar el amor y quien te dice, casarse y tener hijos… Le voy a recomendar que se ponga a escribir un poco.
Muestrenme una mujer que diga que no quiera su castillo, familia e hijos y vean una mentirosa ( 😀 )
No veo que la tarea de decisión y planificación debamos asociarla con angustia y soledad, tampoco veo la individuación cómo algo negativo y cerrando esta idea, no creo que esta nueva camada de escritoras sean ejemplo de nada más que la resaca más dogmática de lo que hay.
Chin pum. Saludos!
Lau
Hola Rodrigo, qué tal?
Me parece interesante la mención que hacés del libro de Erich Fromm ya que hace referencia a algunos de los puntos mencionados, pero creo que este miedo del que hablas no alcanza solamente al hombre occidental (y digo esto porque en el primer párrafo referís a la ““evolución” del hombre occidental”), y también tengo mis grandes dudas respecto de si este fenómeno se encuentra exacerbado por el hecho de vivir en un contexto socioeconómico o político particular (el “contexto del capitalismo-exitismo” que citás)… Me parece que la angustia y el desconcierto que surgen de saber que uno está viviendo una época particular en cuanto a las expectativas culturales y las posibilidades individuales (a diferencia de otras generaciones), y la frustración que genera no poder estar a la altura de estas circunstancias, son sensaciones que pueden ser transversales a gente de diversos orígenes y contextos.
Ya que está, tampoco diría que le atribuyamos a la mujer el carácter intrínseco de pensadoras o de personas más sensibles.
Hacia el final proponés como forma para sobreponerse a este miedo/angustia, desarrollar nuestras potencialidades, con lo que coincido, si bien no considero que las que nombras sean las únicas ni las más relevantes. Simultáneamente, me pregunto, ¿mediante qué modelos, estrategias y tácticas se podrían desarrollar estas potencialidades? A su vez, si bien entiendo que nos nutrimos de nuestro entorno social y que nuestra constante interacción con el mismo reporta una indudable satisfacción y plenitud como describís, creo que este “tejido de redes” no debería transformarse en una muleta en vez de un apoyo más, ni tampoco ocluir un trabajo interno de procesamiento de este miedo y de búsqueda de respuestas. Vivimos en sociedad y está muy bien generar empatía con otros, pero creo que cada uno debe hacerse cargo de su propia individualidad y de cómo aprovecha o desperdicia sus potencialidades. Esto, creo, es lo que nos va a hacer mejores “usuarios de la libertad”.
Ah! Y una cosita más respecto de este punto, me parece que es tan importante aprender a generar redes y lazos, como saber entender y afianzarse en la propia soledad.
Iván, me interesó particularmente la pregunta que hacés respecto de si el problema del desconcierto es algo positivo, y si estamos camino a un punto de inflexión o no. Creo que en todo caso todo este proceso (de desconcierto, de reconocimiento de situación, de exposición de miserias, etc) podría ser el primer paso rumbo a una acción consistente y de cambio. Como vos bien planteas, el aumento de ciertas libertades personales y la posibilidad de expresarnos libremente hacen que estas cosas afloren con mayor naturalidad y continuidad que antes. Sería ideal no quedarse en reciclajes de viejos paradigmas y efectivamente avanzar, estamos de acuerdo, pero no veo que sea algo negativo a priori empezar a reconocer este estado de zozobra proyectual.
Sabes que yo también me encuentro muy seguido con situaciones como la que contás de la charla con tu amiga. Me parece que tiene que ver con el hecho de que todavía, lamentablemente, las mujeres están muy signadas por determinados roles/expectativas, y que al mismo tiempo no pareciera haber muchas contrapropuestas “competitivas” dando vueltas por ahí (todo esto se toca con lo que comentaba Rodrigo en una de sus aclaraciones finales).
Pero aunque no lo creas, existen mujeres que no quieren tener hijos o formar una familia tanto acá como en otros lugares de mundo (les dejo un estudio que habla de la creciente cantidad de mujeres sin hijos en EEUU "Nearly one-in-five American women ends her childbearing years without having borne a child, compared with one-in-ten in the 1970s." http://pewsocialtrends.org/pubs/758/rising-share-women-have-no-children-childlessness#prc-jump).
Y para cerrar, yo tampoco creo que la decisión y planificación surjan indefectiblemente de la angustia y soledad, de hecho es probable que partiendo de estas prerrogativas se tomen decisiones equivocadas, y si bien es muy factible que estas escritoras sean más de lo mismo (no estoy 100% segura porque realmente no leí sus libros enteros, sólo fragmentos) me parece que con sucesivas “pruebas” del estilo tal vez en un tiempito encontremos exponentes más razonables, o al menos historias más inspiradas.
Besos!