Sombras de una carrera de fragmentación

Si hay algo que no se le puede reprochar a la Academia es su magnanimidad expresiva. Desde sus pretensiones proyectuales, discursivas y hasta edilicias, la gran corporación derrocha simbolismos a cada paso, y por qué no, a cada tropiezo.

De otra forma, cómo imaginarse una alineación de circunstancias como las que definen al insólito “caso Corsi”: quien resultara detenido acusado de participar de una red de pedofilia y corrupción de menores, no es otro que el Licenciado en Psicología Jorge Corsi, renombrada eminencia internacional en el tema de abuso sexual infantil, director de la carrera de Post Grado de Especialización en Violencia Familiar de la Universidad de Buenos Aires.

Más allá del espectacular cimbronazo que esto constituye para las ya desestabilizadas disciplinas sociales de “gran porte”, poniéndole nombre y argumento a un descrédito palpable, el cuadro invita a considerar mecanismos que trascienden el campo de las humanidades y que definen implacablemente la alienación que conlleva el sueño del “ser profesional”.

Los protocolos de integración de conocimientos y esfuerzos personales a gran escala han llevado el aspecto de especialización a tal punto que la falta de perspectiva constituye su sello de fábrica. La visión general es reemplazada por una micro-parte que no puede plantearse ni un atisbo de cuestionamiento a ese “todo” global que se impone en su lugar de único depositario y custodio infinito de los aportes individuales.

Pero la desactivación crítica no sólo invalida la percepción acerca de lo general, sino que determina un código siniestro de disociación entre el plano técnico y las trazas de un plano “humano”. Este código rige las interacciones entre colegas en un registro que ocluye eficazmente la comunicación de todo aquello que trascienda lo técnico y operativo. Así, la condición de “excelente profesional” no dice absolutamente nada de lo que es alguien como “persona”. El eje profesional no parece “traccionar” a otros ejes, el tabique es perfecto. Su lenguaje fragmentario, propio de la colaboración científica, ofrece un marco estéril para la traslación de múltiples problemáticas y caracteres, confinando los vectores estratégicos de la humanidad profunda a oscuros escondrijos de la personalidad.

¿Cuáles serán los costos productivos, organizacionales e individuales de semejante separación? ¿Es sustentable un modelo de formación y gestión que utiliza “piezas” con un diseño multipolar?

La época y los medios permiten plantear nuevas estrategias de desarrollo y organización que se aparten de estas factorías de deformidades. Los nuevos jóvenes deben defender su integridad energética y proyectual, rebelándose ante las mojigatas prerrogativas sacrificiales heredadas de un cuento vetusto. El coraje hará el resto.

Carlos Lavagnino
12 Comments
  • Sabri
    Reply

    Es impresionante esta “desactivación crítica” de la que hablás y cómo, frente a casos como éste, del cuál se pueden extraer un montón de elementos para repensar, entre otras cosas, la alienación que conlleva ser profesional, lo primero que hacen los representantes de la Academia es salir a defender la Institución. Este domingo en la sección Espectáculos de Clarín le hicieron una nota al psicoanalista Gabriel Rolón, quien, en un intento desesperado por salvar a su profesión de cualquier cuestionamiento o invectiva, quiso minimizar el hecho de que Corsi fuera una “eminencia internacional en el tema de abuso sexual infantil” y depositar la agrave acusación en el terreno de lo absolutamente individual. Aquí les transcribo una parte de la entrevista.

    “¿El caso Corsi —sospechado de integrar una red de pedófilos— no es un cross a la mandíbula?

    Sí, claro que nos perjudica y, en esto, nosotros, y me incluyo porque yo trabajo en los medios, tenemos gran responsabilidad. Si vende la nota del psicólogo abusador, en vez de poner el acento sobre el abuso, lo ponemos sobre los psicólogos. Cuando algo vende, más que la temática compleja, el abuso en este caso, se hace hincapié en la profesión.

    ¿No imaginás que en dos meses vamos a leer en los diarios: “Bajaron casi un 30% las consultas a psicólogos”?

    Puede pasar, totalmente. Pero cuando uno dice que en un jardín de infantes se abusó de un chico, esto no pone en jaque a todos los jardines de infantes ni a todos los profesores. Lo que pasa es que las noticias están para informar y vender. Yo leí textos de Corsi en la facultad y me parecía un teórico interesante. Si se comprueba su responsabilidad, sería una aberración similar a lo que pasó durante el Proceso. Cuando alguien que te tiene que cuidar y dar seguridad te tortura y te secuestra, es imperdonable.

    Terrorismo de diván.

    Exacto. Lo peor que nos puede pasar a todos los psicólogos y a los que precisan un ámbito confiable. Corsi fue un shock fuerte.”

    En fin…

    12 de August de 2008 at 12:57 pm
  • Alejandra
    Reply

    La verdad opino como el psicologo que citas Sa, un loco de mierda no me parece que desacredite la “academia” ni la “profesion”, independientemente de lo que yo piense de la academia y de la profesion o de la psicologia

    13 de August de 2008 at 11:03 am
  • Mer
    Reply

    Si bien es cierto que este caso debiera obligarnos a repensar cómo se entienden y se practican las profesiones actualmente, dudo que el factor causal aquí sea directamente “la alienación que conlleva ser profesional”, eso dejaría afuera un sinnúmero que episodios que son total y absolutamente homologables y quedaría diluida su transversalidad. Sin embargo, no debe verse como un hecho aislado incapaz de desacreditar a la academia… por el contrario, debería ayudarnos a ver y pensar las grietas y fracturas que el modelo mencionado presenta (en lugar de remitirnos al fuero individual e intentar salvaguardar a las disciplinas y profesiones de la crítica que se merecen).

    El hecho de ser “eminencia internacional en el tema de abuso sexual infantil” una persona acusada de participar de una red de pedofilia y corrupción de menores dista de ser un detalle o un “blooper” académico, nos demuestra que es hora de cuestionarnos de un modo más ambicioso y consistente los principios en los cuáles descansa la cultura hegemónica y las escisiones que promueve en los modelos de vida.

    13 de August de 2008 at 12:43 pm
  • Babu
    Reply

    Coincido con Mer en que no se debería minimizar lo que Corsi significa para la jerarquía académica al momento de analizar su caso.

    Ale, no estamos sólo hablando de un “loco”, estamos viendo como se derrumba el castillo de naipes de la acreditación académica. El modelo universitario profesional acredita conocimiento y esa acreditación es tomada en nuestra cultura como carta de presentación de la persona en cuestión (cuanto más títulos y cargos ostente, mayor es la valoración). A algunos animales (te apuesto que Corsi no es el único) hasta los llegan a calificar de “eminencias”.

    Un pedófilo era hasta ayer nomás una eminencia! Qué pasó entonces? Será una anomalía que se le escapó a la universidad? O será un fenómeno claramente explicable por las características del sistema en cuestión?

    Yo creo que las formalidades y los protocolos de la vida académica son tan turbios que lindan con lo mafioso. Y, fundamentalmente, existe una clara disociación entre lo humano y lo estrictamente técnico-profesional.

    Entonces el caso Corsi no debería sorprender tanto, lo mismo que el fracaso de las instituciones que, si son permeables a estas miserias, evidentemente son merecedoras de una contundente condena.

    Besos!

    13 de August de 2008 at 3:03 pm
  • Alejandra
    Reply

    Coincido en que darle a los estudios universitarios un caracter de una posibilidad de desarrollo y crecimiento que definan si una persona vale o no o es exitosa o no, me parece un error, pero tambien pienso que hay caminos que tienen que ser si o si academico, digo, si vas a dedicarte a ser medico, no se, no se me ocurre otra manera de formarte, aunque pueda discutirse el modelo de universidad. De todos modos creo que aca si se trata de un caso individual, que no desacredita una disciplina, porque en todas las áreas hay gente que corrompe lo que dice defender y en todo rubro hay manejos turbios, pero no todo lo universitario es turbio…ni toda la gente es poco seria, creo yo.

    14 de August de 2008 at 11:36 am
  • Lau
    Reply

    Me parece Ale que acá de nuevo volvés a dejar de lado la “expresividad” del caso Corsi, el cuál habla bastante elocuentemente de los manejos de la academia y de los costos que conlleva la profesionalización. Sí, gente corrupta y criminal hay en todos lados, pero eso no significa que no prestemos particular atención a las increíbles contradicciones que presenta, en algunas ocasiones más visiblemente que en otras, la vida académica.

    Con respecto a lo que planteás que para ciertos caminos no hay otra opción que la académica, como por ejemplo en el caso de los médicos, creo una vez más que lo que no puede dejar de analizarse son los trueques que le propone la formación universitaria al individuo, y que conllevan en muchos casos a la fragmentación y deshumanización de la persona. Como bien refleja la nota del IP “Doctor and patient, now at odds”, cada vez se hace más claro como el plano humano y el profesional parecen estar disociados…

    Les dejo una frase del artículo que me parece representativa de este fenómeno…

    “..the problem also stems from a grueling training system that removes doctors from the world patients live in. By the time you’re done with your training, you feel, in many ways, that you are as far as you could possibly be from the very people you’ve set out to help”…

    besos

    14 de August de 2008 at 3:27 pm
  • Pablo M
    Reply

    Totalmente… Creo que esto es lo más importante de todo el asunto, como se profundiza la deshumanización en la profesionalización. Cosa que no es dato menor y no debería serlo a la hora de tomar decisiones para la propia vida.

    Sin embargo parece haber un acuerdo tácito y turbio en la cultura que evita que esto se ponga en tela de juicio, inclusive en un caso tan evidente como el de Corsi. Es loco que justo este sea un “conocimiento” que no se enseñe en ningún lado, ni tus padres ni los profesores, ni nadie te dice “mirá que este camino a la larga (o a la corta) produce estas secuelas”. Parece que no importara que lo que es uno como persona y su profesión sean compartimentos estancos.

    ¿Como puede que algo a lo que uno le dedica tanto tiempo, esfuerzo y energía en su vida tenga poca relación, o hasta sea opuesto a como es uno en otros ámbitos? Creo que esta esquizofrenia no es un atributo “casual” de la academia y claramente no es positiva.

    15 de August de 2008 at 12:08 pm
  • Mer
    Reply

    Me parece que discrepo parcialmente con lo que se está planteando. Reconozco que el mecanismo de deshumanización es real y palpable pero creo que hay que mirarlo como un fenómeno global que excede, o mejor dicho, que da forma a la academia tal como se la conoce. Diría que está relacionado con la forma en que nuestra cultura entiende la vida y cómo promueve el trabajo, totalmente disgregado de otros aspectos centrales y constitutivos de las personas. Si se plantea nuestra existencia en función de una inmensidad de dualidades no es ridículo que en el mercado laboral la calidad humana sea vista como un detalle.

    Pensar que la academia “a la larga (o a la corta)” culmina en una especie de esquizofrenia corsiana me parece, por lo menos, exagerado. Por otro lado, hay muchas personas que logran idear estrategias eficientes para que la profesión y el resto de su vida no estén disociados. Por eso no diría que esa fractura es un prerrequisito de las profesiones, tendría en cuenta la pluralidad de formas de ejercicio de las mismas y la responsabilidad individual a la hora de proyectarse.

    Creo que el caso Corsi es que muy representativo de un estado cultural que debe ser repensado y específicamente una alarma para que la academia revea los principios que la “sostienen”; para que se comience a pensar en modelos de construcción integrados, críticos y saludables…

    19 de August de 2008 at 1:07 am
  • Pablo M
    Reply

    Hola Mer!

    Debo reconocer que estoy de acuerdo con lo primero que planteas. Es obvio que el proceso descrito ocurre en la academia (y en otras instituciones), y esta es parte constitutiva de la profesión y en definitiva ambas son piezas de la cultura, yo lo circunscribía a la academia porque estábamos hablando puntualmente de eso.

    Pero tengo que disentir de lo segundo que decís. No estoy para nada de acuerdo que existan “muchas personas que logran idear estrategias eficientes para que la profesión y el resto de su vida no estén disociados”, de hecho tiendo a creer que si los hay son pocos. A su vez, creo que sí es un requisito importante de las profesiones generar una fractura del estilo porque de lo contrario la persona en mayor o menor medida termina quemándose. Esa disociación pareciera necesaria para afrontar el día a día. Sino ¿cómo te pensás que hace un médico para volver a su casa después de verle la cara a la muerte y la miseria humana? Está claro que el del médico es uno de los casos más extremos, pero sirve para ejemplificar lo que puede producir la especialización, a una persona.

    También debo disentir con respecto a “la pluralidad de formas de ejercicio de las mismas” ya que me parece que está bastante claro cual es la forma de ejercicio de cada profesión y el campo que esta abarca. No cuenta el médico que maneja un taxi, como pluralidad de forma. En cambio estoy de acuerdo con “la responsabilidad individual a la hora de proyectarse” creo que aquí hay una clave muy importante para no fracturar la vida personal; y por supuesto que concuerdo con tu párrafo final.

    Me parece que no hay que pedirle a la academia algo que no puede hacer, pensar en como modificar el modelo profesional para no deshumanizar a los que en el participan es algo que la excede completamente y que solo es patrimonio de la cultura… Y la responsabilidad de cambiarlo es de los individuos que piensen y diseñen una nueva.

    22 de August de 2008 at 2:05 pm
  • marisa
    Reply

    Hola a todos, especialmente a Charly,

    recuerdo una vieja frase “el hábito no hace al monje” y ciertamente creo que esta frase es muy cierta, no sólo por este afamado Sr. Corsi sino por los muchos otros profesionistas que constituyen una amplia gama de delincuentes con guantes blancos y sin ellos. Debemos despojarnos del mito de creer que los abusadores son “depravados, adictos, delincuentes, ignorantes, pobres, etc”, que no permiten visualizar a éstos, como personas que conviven cotidianamente con una doble fachada, que los muestra por un lado como buenos vecinos, trabajadores, reconocidos profesionales, prestigiosos empresarios, respetables profesores, etc. y que en la faceta íntima y oculta desarrollan sus conductas más perversas.
    Su perfil y comportamientos, han sido minuciosamente descriptos por el Lic. Corsi, quien conoce certeramente del tema y al parecer no solo lo conoce sino que tambien lo practica…. no quiero juzgar…
    Ahora, preguntas si es sustentable un modelo de gestion de diseño multipolar en la educación y formación profesionales, bien, yo creo que sí lo es, pero no en las condiciones en las que ahora se imparten las carreras, fíjate Charly que muchas escuelas para niños, te lo digo porque la escuela a la que concurre mi hija sí lo hace, ofrecen ese modelo multipolar como modelo diferenciador de la educacion de nuestros hijos, entonces, además de llevar materias asociadas al pensamiento matemático, al desarrollo del lenguaje, de las actividades artísticas y físicas llevan también actividades de discusion y desarrollo emocional y ético, y te estoy hablando del nivel preescolar, y la presentacion de este modelo ha sido el cable que ha sostenido el interés de muchos padres y les ha incrementado la matrículacion de estudiantes, así que no sólo es sustentable sino tambien rentable.
    Ahora a medida que vamos subiendo en el nivel educativo, o más bien formativo, el grado de especializacion se incrementa y los tiempos para abarcar las formaciones siguen siendo los mismos y el maestro se ve obligado a dejar de lado algunos aspectos formativos, así al llegar al grado universitario se pone una alta atención en el plano técnico y muy poca en el plano humano y podés lograr profesionistas altamente especializados, en algunos casos tan altamente especializados que desconocen la generalidad de los problemas que tratan, así tenés politólogos que desconocen la historia de su país, contadores que poco saben de crisis económicas, científicos que no saben que a lo largo de su carrera van a tener que vender sus conocimientos y terminan vendiéndoselos al mejor postor que no siempre los bien… etc. Los costos ya los estamos pagando… un profesionista sin formacion integral no es un profesional, pero soluciona problemas como si lo fuera, se desdobla su personalidad en un hombre publico y otro privado capaz de hacer cosas que nadie que conozca su parte publica se imagine y ni siquiera sospeche… Pensaba hace tiempo atrás, que una cosa es ser instruido, otra educado y otra inteligente y que sólo para la primera es necesario ir a la escuela…. ojalá algun día en la escuela nos enseñen las tres…
    besos
    marisa

    25 de August de 2008 at 6:35 pm
  • Mer
    Reply

    Hola Pablo! Es interesante lo que planteas pero claramente partimos de premisas muy distintas. Creo que las definiciones totalizantes en general no hacen más que perder de vista la complejidad y riqueza de las cosas, por esa razón no diría que todas las profesiones son iguales y deben enfrentarse a los mismos obstáculos; tampoco definiría a la gente por el lugar que ocupa (o no) en la academia. No estoy negando, por supuesto, que hay una pequeña mecánica que comparten pero trataría de no perderme en igualdades superficiales; si la forma, el contenido y el modo individual de relacionarse con esas cosas son múltiples dudaría de esa supuesta uniformidad.

    Afirmar que “es un requisito importante de las profesiones generar una fractura del estilo porque de lo contrario la persona en mayor o menor medida termina quemándose” me resulta un poco antojadizo, sin permitir la posibilidad lógica de que uno pueda relacionarse armónicamente con lo que hace, ser creativo y construirse de otra manera… como si eso fuese posible únicamente fuera del medio académico, o como si el estar fuera de él lo garantizara de alguna manera. Por otro lado, es cierto lo que decís, que en términos relativos siempre estaríamos hablando de minorías, pero eso no debería obstaculizar la mención.

    Con respecto a la pluralidad de ejercicio es más que obvio que “el médico que maneja una taxi” no tiene nada que ver, pero decir que “está bastante claro cual es la forma de ejercicio de cada profesión y el campo que esta abarca” es por ahí no conocer bien en profundidad las diferencias entre las profesiones y sus campos laborales (hay muchas que presentan o bien una abstracción, o una pluralidad de caminos), y las distintas combinaciones que uno puede hacer con las herramientas adquiridas. Yo no le concedería al modelo profesional una esencialidad que no tiene y haría más hincapié en las habilidades individuales.

    Lógicamente hay una impronta cultural en la deshumanización de las profesiones, pero no creo que existan ámbitos truncos, ni patrimonios exclusivos. Me parece que a nivel cultural se deben construir modelos integrados, críticos y saludables y a partir de allí evaluar si la academia sigue siendo una buena alternativa para los tiempos que corren o no. Si se logra diseñar algo superador bienvenido sea! pero no pienso que existe algo que por definición no pueda ser transformado.

    26 de August de 2008 at 10:37 pm
  • Babu
    Reply

    Creo que el análisis se torna más rico y focalizado si a la mirada sobre las posibilidades de maniobra individual, en el fangoso terreno académico, se le integra la dimensión de representación simbólica del modelo universitario profesional.

    Yo considero que sí tiene sentido hablar de características intrínsecas a la academia sin que esto signifique una generalización impertinente. La fragmentación, la disociación, la pérdida de sensibilidad, la extorsión al inducir un camino como si fuese el único, son todos sellos distintivos de la vida universitaria profesional. Hay un pacto de silencio que hace que el abismo entre lo que la academia propone u omite proponer y lo que finalmente ofrece, no merezca la condena que toda mentira merece. Por tanto, hablar de cómo los participantes de esta pantomima optimizan su paso por el mundo académico no resulta determinante si lo que nos proponemos es caracterizar el modelo.

    Por otro lado, pienso que no sería leal a este diagnóstico reclamarle una mejoría a la academia. Me cuesta imaginar que instituciones que cumplen determinados propósitos en esta cultura, se predispongan a revisar esos propósitos. Por ejemplo, alguien se imagina a una universidad debatiendo su rol existencial y evaluando dejar de fabricar profesionales que se inserten en la sociedad a través de sus profesiones? O académicos ponderando la existencia de alternativas al sistema universitario tradicional?

    Por eso, ante la soberbia y la presumida unicidad, un Corsi alcanza para que se caiga el castillo de naipes. Peor aún, se va tornando tan evidente el malentendido que ni siquiera hace falta un Corsi para describir la caída.

    Besos!

    3 de September de 2008 at 12:04 am

Post a Comment